Lcda. Claudia Gurisatti
Directora, Programa "La Noche"
Canal RCN, Bogotá
Apreciada y respetada Periodista:
Canal RCN, Bogotá
Apreciada y respetada Periodista:
Hace algunas noches, en uno de sus excelentes programas por ese canal, Usted dijo, enfáticamente, que la Nueva Granada no existía, que lo que existía era Colombia. Permítame, y discúlpeme, que intente sacarla de ese error. Colombia no es un país, sino un continente.
El término lo debemos a Francisco de Miranda, quien lo eligió para identificar a toda la América española, dado que "América" había sido tomado por los vecinos del Norte como nombre de su país, y, además, creía, como muchos otros, que era así como debía identificarse el continente descubierto por Colón.
Al concebir la idea de lograr la independencia de, primero, su país de origen, y luego, de toda Hispanoamérica, acuñó la palabra, que empleó en todos sus escritos, manifiestos, decretos y proclamas, así como verbalmente ante todos a quienes expuso sus ideas y sus planes: Colombia, el continente Colombiano, el mundo Colombiano. Diseñó y enarboló (por primera vez en 1806, frente a las costas de Haití) el pabellón nacional colombiano: amarillo, azul y rojo, que hoy cobija a sólo tres países de su gran Colombia.
En 1819, en un intento de materializar el sueño mirandino, Bolívar creó en Angostura la República de Colombia, uniendo a Venezuela y la Nueva Granada, a la que sumaría luego al Ecuador; y en 1821, luego del triunfo de Carabobo, Panamá se unió voluntariamente a Colombia.
Esta quimera bolivariana duró hasta 1830; primero se separó Venezuela, y casi en seguida, el Ecuador. La Nueva Granada retomó entonces su nombre, sin tomar en cuenta que Colombia, aunque muy mermada, aún existía, pues Panamá no se separó de la Unión. Hacia 1860 las autoridades neogranadinas resolvieron cambiar el nombre del país por Colombia, lo que pudo ser legítimo hasta 1903, cuando Panamá se constituyó en país libre y soberano y quedó, pues, sola la Nueva Granada, ya injustamente aumentada territorialmente por el cuestionable Laudo de 1891, con la Guajira, San Faustino y los llamados "Llanos Orientales de Colombia", que todos los políticos "colombianos" saben que no son legítimamente suyos.
Por otra parte, estoy seguro de que estará Usted de acuerdo conmigo en que llamar Gran Colombia a la creación bolivariana, además de una exageración, es una burla a la memoria del Libertador.
De Usted, mirandinamente colombiano.
Rafael Valery Salvatierra
Caracas, República de Coquibacoa
El término lo debemos a Francisco de Miranda, quien lo eligió para identificar a toda la América española, dado que "América" había sido tomado por los vecinos del Norte como nombre de su país, y, además, creía, como muchos otros, que era así como debía identificarse el continente descubierto por Colón.
Al concebir la idea de lograr la independencia de, primero, su país de origen, y luego, de toda Hispanoamérica, acuñó la palabra, que empleó en todos sus escritos, manifiestos, decretos y proclamas, así como verbalmente ante todos a quienes expuso sus ideas y sus planes: Colombia, el continente Colombiano, el mundo Colombiano. Diseñó y enarboló (por primera vez en 1806, frente a las costas de Haití) el pabellón nacional colombiano: amarillo, azul y rojo, que hoy cobija a sólo tres países de su gran Colombia.
En 1819, en un intento de materializar el sueño mirandino, Bolívar creó en Angostura la República de Colombia, uniendo a Venezuela y la Nueva Granada, a la que sumaría luego al Ecuador; y en 1821, luego del triunfo de Carabobo, Panamá se unió voluntariamente a Colombia.
Esta quimera bolivariana duró hasta 1830; primero se separó Venezuela, y casi en seguida, el Ecuador. La Nueva Granada retomó entonces su nombre, sin tomar en cuenta que Colombia, aunque muy mermada, aún existía, pues Panamá no se separó de la Unión. Hacia 1860 las autoridades neogranadinas resolvieron cambiar el nombre del país por Colombia, lo que pudo ser legítimo hasta 1903, cuando Panamá se constituyó en país libre y soberano y quedó, pues, sola la Nueva Granada, ya injustamente aumentada territorialmente por el cuestionable Laudo de 1891, con la Guajira, San Faustino y los llamados "Llanos Orientales de Colombia", que todos los políticos "colombianos" saben que no son legítimamente suyos.
Por otra parte, estoy seguro de que estará Usted de acuerdo conmigo en que llamar Gran Colombia a la creación bolivariana, además de una exageración, es una burla a la memoria del Libertador.
De Usted, mirandinamente colombiano.
Rafael Valery Salvatierra
Caracas, República de Coquibacoa
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